El suelo fascina por su increíble capacidad de albergar lo vivo. A pesar de eso, este medio donde vivimos, que permite alimentarnos, envejece de forma acelerada bajo nuestra acción. La tierra sufre de nuestros maltratos.
La muerte de un suelo, es su mineralización. Los Hombres ya han provocado la desertificación de 2000 millones de hectáreas, de los que 1000 millones han sido producidos durante el siglo XX!
Cada año en España, los suelos pierden 60 toneladas de tierra por hectárea.
En 50 años de agricultura intensiva, nuestros suelos han perdido 90% de su actividad biológica.
Un suelo muere siempre en 3 etapas:
- Primero es la muerte biológica, por la utilización de pesticidas y herbicidas, de abonos químicos y por labrar demasiado profundamente:
La fauna muere y la materia orgánica no se decompone, las lombrices no remontan la tierra, los hongos no fabrican el humus;
- A continuación, el humus no está atado con las arcillas, los abonos se marchan en las capas freáticas y los ríos, contaminándolos;
- Finalmente, una vez que la “química” ha desaparecido, que el ion calcio no une el humus y las arcillas, es el suelo que desaparece, las arcillas se van. Es la desertificación.
“La tierra sufre, y necesita amor, no tiritas”
Claude Bourguignon, microbiologista
samedi 21 août 2010
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